Contabilidad, Proceso Contable

Ventas que no se dicen

La delgada línea entre el ingreso y la omisión

En el mundo contable, hay números que gritan y números que callan, y entre esos silencios que pesan más que cualquier cifra, están las ventas no registradas, las que no figuran, las que no se declaran, las que, aunque existieron, no dejaron huella formal, pero su sombra… siempre queda.

El Registro de Ventas no es un simple libro, es en muchos sentidos, el corazón económico de la empresa. Allí se inscriben los ingresos que alimentan el flujo operativo, se determinan los impuestos por pagar y se estructura buena parte del Estado de Resultados, sin este registro no se puede saber cuánto realmente produce una organización, el Estado de Situación Financiera queda incompleto, maquillado o francamente distorsionado.

Según la NIC 18, una venta debe reconocerse cuando se transfiere el control y los beneficios económicos al comprador, no cuando se quiere, ni cuando conviene, sino cuando ocurre. Esa norma internacional, tan clara como exigente, rige sobre todo en empresas medianas y grandes que reportan bajo NIIF, donde las ventas se reconocen con precisión, sus efectos se miden, y su impacto se refleja en toda la cadena financiera y tributaria.

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Contabilidad, Proceso Contable

Compras que construyen la verdad financiera

La historia de una empresa también se escribe con lo que entra por sus puertas, bienes, servicios, materia prima, mantenimiento, logística. Lo que se compra no solo mueve el día a día, define el futuro, porque una empresa no crece solamente por lo que vende, sino por cómo gestiona lo que adquiere.

El Registro de Compras es la bitácora que recoge esa historia, cada adquisición bien registrada no solo respalda un gasto, sino que valida un crédito fiscal, construye un resultado operativo real y sustenta la estructura financiera de la empresa.

Este libro contable no solo es una obligación tributaria; es una declaración de integridad. Su correcta elaboración —siguiendo los formatos vigentes exigidos por SUNAT— garantiza que el Estado de Resultados refleje fielmente el costo de operar, y que el Estado de Situación Financiera muestre pasivos reales, no ficciones elaboradas a conveniencia.

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Contabilidad, Proceso Contable

El Libro Diario y el Libro Mayor, el trazo del contador.

Donde empieza a escribirse la historia financiera

Antes de que exista un estado financiero, antes de que haya un balance, una utilidad o una pérdida, está el primer trazo, la línea inicial, ese momento en que alguien —no un economista, no un gerente, sino un contador—toma una transacción y la transforma en lenguaje contable, y para hacerlo, recurre a la primera herramienta, el Libro Diario.

El Libro Diario es el inicio del relato contable, en sus páginas —o en sus celdas digitales— se registran cronológicamente todas las operaciones de una empresa, cada venta, cada compra, cada movimiento bancario, cada hecho económico que impacta el patrimonio, es la bitácora diaria de lo que ocurre con los recursos, una suerte de diario íntimo que no admite omisiones.

La normativa tributaria peruana, respaldada por la SUNAT, exige que el Libro Diario se lleve de acuerdo con formatos preestablecidos, existen dos modalidades:

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Contabilidad, Proceso Contable

Dinero en Efectivo y en cuentas bancarias: el pulso de lo real

Hay algo casi visceral en el movimiento del dinero, a diferencia de otras cuentas contables que parecen más teóricas o lejanas, el efectivo y las cuentas corrientes palpitan con vida propia, cada billete que entra o sale, cada abono o débito bancario, es una huella tangible del quehacer de una empresa. Por eso, el Libro Caja y Bancos no es un simple registro operativo, es el lugar donde se ve, sin maquillajes, cómo late el corazón financiero de una organización.

Este libro tiene dos formatos establecidos por la SUNAT:

  • El Formato 1.1, donde se detalla cada movimiento en efectivo, ingresos por ventas al contado, retiros para pagos menores, fondos recibidos o entregados directamente. Aquí vive el mundo físico del dinero, lo que se toca, se transporta, se guarda.
  • El Formato 1.2, que registra los movimientos bancarios, transferencias, abonos, giros, cheques, pagos electrónicos, aquí habita el dinero digital, el que deja rastros invisibles pero auditables.

Ambos formatos, bien llevados, permiten controlar la liquidez y evitar distorsiones, pero si se descuidan o se manipulan, se convierten en el primer foco de riesgo, malversación, doble gasto, omisión de ingresos, pagos fantasmas.

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Contabilidad, Proceso Contable

Conciliación bancaria para confiar

Cuando el banco y la empresa deben hablar el mismo idioma

Hay un momento, en toda gestión contable, donde los números parecen enfrentarse entre sí, por un lado, está lo que la empresa cree tener en el banco, por otro, lo que el banco realmente dice que tiene. Y entonces aparece un ejercicio silencioso, paciente y revelador, la conciliación bancaria.

Lejos de ser un trámite más, conciliar es reconciliar dos verdades que no siempre coinciden, pero que deben encontrarse. Es un proceso que exige rigor, memoria, humildad y, sobre todo, honestidad, porque cuando la empresa empieza a mentirse sobre su liquidez, todo lo demás comienza a tambalear.

La conciliación bancaria consiste en comparar el saldo de la cuenta corriente según los libros contables de la empresa, con el saldo que aparece en el estado de cuenta emitido por el banco. ¿La diferencia se explica?, ¿no se explica?, ¿se investiga?, porque cada desajuste tiene un nombre, cheques en tránsito, depósitos no registrados, cargos bancarios omitidos, abonos duplicados, errores humanos… o intencionales.

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Estados Financieros

Los estados financieros: cuando la contabilidad cumple su promesa

Toda ciencia se justifica por su propósito, la medicina por aliviar, el derecho por ordenar, y la contabilidad, por revelar la verdad financiera. No nació para ocultar, ni para decorar cifras, su fin es informar con fidelidad lo que una entidad es, ha sido y, en cierto modo, hacia dónde se encamina.

Ese momento final, donde todo el trabajo contable se condensa y cobra sentido, es cuando se emiten los estados financieros, no son simples reportes, son como lo señala la NIC 1, “una representación estructurada de la situación financiera y del rendimiento financiero de una entidad”. Son la voz final del sistema contable, el cierre lógico de un proceso que empezó con un comprobante y terminó con una historia completa.

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Contabilidad, Estados Financieros

Ética contable y cultura en nuestra región

Recuerdo una escena de juventud, cuando trabajaba como asistente contable en una empresa relativamente conocida en el mercado, era un tiempo sin libros electrónicos, en que todo debía imprimirse y empastarse. Vi a los contadores —hombres con oficio y malicia— reimprimir los registros para la auditoría tributaria y luego, como si fuera parte de un ritual secreto, arrastrar los tomos recién empastados por el suelo para darles el aspecto de viejos. “Esto no te lo enseñan en la universidad”, nos dijeron, entre risas de complicidad, aquel gesto me perturbó más de lo que entonces pude entender. No era solo un fraude técnico, era una confesión cultural, una manera de vivir la contabilidad no como el lenguaje de la verdad, sino como un instrumento de acomodo, de sobrevivencia y de engaño.

Años después, ya en mi madurez, trabajé para empresarios singapurenses en una empresa minera. Su relación con la información financiera era otra, severa, rigurosa, casi sagrada. No había espacio para confundir lo personal con lo empresarial, ni para disfrazar la realidad, sus estados financieros eran, en la medida de lo posible, un espejo limpio donde se reflejaban la solvencia y los riesgos. Fue allí donde entendí que la contabilidad no es un oficio neutral, sino un territorio marcado por la cultura.

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Contabilidad, Proceso Contable

El cierre contable, cuando una empresa se mira de frente

Llega un momento, al final del año contable, donde toda empresa —por pequeña, por caótica o por ambiciosa que haya sido— debe detenerse, Mirar atrás, reunir todo lo que fue y dejarlo escrito. Ese momento se llama cierre contable, y no es un simple trámite, es el acto en el que la empresa asume lo que ha sido.

El cierre contable no es automático, es un proceso metódico, estructurado, muchas veces complejo, pero esencial. Su propósito es uno, dejar en cero las cuentas que corresponden al ejercicio económico que termina, para que el nuevo año comience sin residuos, porque en contabilidad, como en la vida, lo no cerrado tiende a arrastrarse.

Este procedimiento implica cerrar todas las cuentas de resultados —ingresos, gastos, costos— que conforman el elemento 6 y el elemento 7 del Plan Contable General Empresarial, y esas cifras, al cerrarse, no desaparecen, se trasladan, van a desembocar en un lugar clave, a veces temido, a veces celebrado, el Elemento 8, donde habita la cuenta de resultados del ejercicio.

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Estados Financieros

El Estado de Resultados, el espejo final de la verdad financiera

Hay un momento, al final de cada periodo contable, en que la empresa ya no puede ocultarse, todo lo que hizo, todo lo que omitió, todo lo que ganó o perdió, queda plasmado en un solo documento, el Estado de Resultados Integrales. Es allí donde los ingresos y egresos, los aciertos y errores, el crecimiento o el desgaste, se exponen sin matices, es la confesión financiera de la organización.

Este estado no surge de la nada, su estructura, contenido y forma están regidos por principios contables universales y normas internacionales. La NIC 1 – Presentación de Estados Financieros, en armonía con la NIIF 15 – Ingresos de Actividades Ordinarias, establece cómo deben reconocerse y presentarse los ingresos. La NIC 12 aborda el tratamiento del impuesto a la renta, y detrás de cada cuenta —de cada cifra— está también el peso del devengo, de la prudencia, del registro oportuno, porque más allá del formato, lo que importa es que el resultado refleje la realidad.

El Estado de Resultados Integrales no se limita a mostrar la utilidad neta, integra también otros resultados globales como revaluaciones, coberturas de flujo de efectivo, conversiones de moneda extranjera, entre otros. Refleja no solo el desempeño operativo, sino también el impacto de decisiones contables complejas y de movimientos patrimoniales que no se registran directamente en la utilidad neta.

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NICS

Más allá de números, lo que cuenta en la NIC 1

NIC 1

Lima amanecía gris, el frío golpeaba el piso doce en la sala de juntas, Enrique Rojas contador general de la empresa revisaba por última vez el expediente, no se trataba de un simple informe, esa tarde presentarían los estados financieros del grupo empresarial.

Ajustó sus gafas y mirando al equipo, habló como quien dicta un manifiesto, la NIC 1 nos exige que lo que presentemos sea comparable, comprensible, y fiel a la realidad. Nuestro trabajo es mostrar la situación financiera, el rendimiento y los flujos de efectivo, para que cualquiera que lea esto pueda decidir con conocimiento.

Mientras pasaba las páginas, iba desgranando, casi como un sermón, los objetivos… mostrar activos, pasivos, patrimonio, ingresos, gastos, aportes de propietarios, distribuciones, y flujos de efectivo. Y hacerlo con el respeto a tres principios innegociables, presentación razonable, cumplimiento íntegro de las NIIF, y honestidad ante la materialidad.

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